Sostennos en la fe

3 de agosto de 2016

Hechos 7.54-8.25

“En aquel día hubo una gran persecución contra la Iglesia que estaba en Jerusalén” (Hch 8.1).

Cuando Esteban, uno de los siete diáconos de la Iglesia en Jerusalén, lleno del Espíritu Santo, confrontó a los judíos, diciéndoles que veía al Hijo del hombre “sentado a la diestra de Dios,” la multitud, enfurecida, arremetió contra él, sacándole de la ciudad y lo apedrearon.

Esteban expiró, perdonando a sus verdugos.  Allí, figurando como testigo, estaba un joven fariseo, llamado Saulo, quien, además, había cuidado los mantos de los que mataron a Esteban a pedradas.  Saulo era natural de Tarso, ciudad de Cilicia, en Asia Menor.

Ese mismo día tuvieron que huir de Jerusalén cientos de cristianos, dada la persecución que se desató contra todos los que llamaban a Jesús “Señor”.  Los perseguidos, doquiera iban, daban testimonio de que Jesús era el Hijo de Dios y el Salvador del mundo.

La muerte de Esteban, que para muchos en la Iglesia pareció una derrota aplastante, se convirtió en una gran victoria, pues los creyentes, en vez de quedarse llorando la muerte de Esteban, proclamaban con gozo que Jesús era el Hijo de Dios.  Y muchos enfermos eran sanados en ese Santo Nombre.

Oración

Señor, ser discípulos tuyos nos pone en peligro de ser perseguidos, despreciados y maltratados.  Sostennos en la fe para que no dejemos de proclamar el Evangelio del Reino de Dios y la salvación que es en Cristo Jesús.  En Su nombre oramos. Amén.

Autor: Rvdo. Luis F. del Pilar