No solo es lo que se dice, también es como se dice

13 de septiembre to de 2016

Romanos 9.1-13

 

«Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne» (Romanos 9.3).

 

Cuando escucho decir a alguien que va a decir algunas verdades, instintivamente espero un gran golpe revestido de estridencia, acompañado de un reclamo de falsa firmeza.  Y es que algunos se escudan detrás de verdades para decir sin cuidado algún antojo en modo de rabieta.

El apóstol Pablo, como siervo de Cristo, tiene la responsabilidad de comunicar una verdad que confronta y a su vez tiene el potencial de herir el orgullo de sus hermanos «según la carne».  La anticipada respuesta de la audiencia despierta en el apóstol, un deseo impensable: «Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo».  Pero esa verdad que confronta, tiene el poder para ofrecer vida a sus hermanos muertos.

Para muchos, el asunto está resuelto.  Si es verdad, que lo diga sin importar las consecuencias.  Pero Pablo tiene siempre presente la suprema referencia de amor y misericordia: «Saulo, Saulo, por qué me persigues».  «Por amor a mis hermanos» es una expresión que me lleva a la imagen superlativa del cristianismo.  Es ver a la Verdad crucificada en obediencia al Padre.  Compartiendo el mensaje de verdad y abierta confrontación.  La denuncia de nuestro pecado fue hecha con brazos abiertos por el mismo Dios encarnado.  Desde una cruz, por amor «para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna».

El autor del himno lo plasmó con melodía, «Unos brazos humildes se abrieron en la trágica cruz del calvario.  El dolor de los clavos, sufrieron y la cruz con su sangre lavaron.  Para dar salvación al mundo pecador y librarnos del mal que vendrá».

 

Oración

Dios, que Tu ejemplo de amor insondable sea siempre nuestro referente de acción.  Que siempre exista armonía entre lo que decimos y la manera en como lo decimos.  Que nunca olvidemos que la verdad de salvación se expresó con brazos humildes y abiertos.  En el nombre de Aquél, que es camino, verdad y vida, Jesús, el Cristo.  Amén.

Autor: David Cortés