No era su enemigo, era su hijo

12 de julio de 2017

“Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!” 2 Samuel 19:4 RV 1960

 

Dios había salvado la vida a David de manos de Absalón. También, había hecho provisión para toda necesidad de él y sus seguidores. A salvo y reconfortado, el rey se preparaba para lo inevitable: enfrentarse con su hijo Absalón. El pueblo salió a la lucha, pero no permitieron que David estuviera en el frente de batalla, pues si moría, todo estaría perdido.

El lugar en el que se desarrolló el encuentro era inóspito, escarpado, y, cobró la vida de muchos en el enfrentamiento. El mismo Absalón quedó enredado en una rama colgando de su abundante cabellera. Así, indefenso, fue expuesto ante sus enemigos y halló la muerte, aunque David había ordenado a sus aliados que preservaran su vida.

La muerte de Absalón causó tan grande dolor a David, que en vez de celebrar, se encerró a llorar y gemir por su hijo amado. Para él, no se trataba de haber tenido la victoria sobre su enemigo, sino de la pérdida de su hijo. Absalón había sido un hijo rebelde, pero su padre lo amaba y, aunque lo enfrentó, hubiera preferido haber sido él en quien perdía su vida, antes que su hijo.

El amor de David por Absalón, nos recuerda el amor de Dios por cada uno de nosotros. Él envió a Su hijo a morir en cruz para que todos tuviéramos vidas plenas, bienaventuradas y libres de la oscuridad del pecado. Mas nosotros escogimos el camino errado de la rebelión y la desobediencia. Aun así, nos persigue no para condenarnos, sino para amarnos y perdonarnos, porque no quiere que nos perdamos. Somos sus hijos amados.

Como Absalón, quien se creía el más fuerte y suficiente, en ocasiones nosotros nos  creemos capaces de andar por el mundo al margen de la guianza y consejo de Dios y, nuestra soberbia nos lleva a errar una y otra vez. Esa no es la voluntad de nuestro Padre celestial.

Por ello en este día, el Señor, con con voz amorosa nos llama a que escuchemos Su consejo y le permitamos amarnos y enseñarnos a caminar en Su voluntad. Él no quiere que erremos y mucho menos, que vivamos en oscuridad.

Oración

Alabanzas sean dadas a Tu nombre, Dios de amor. Te rogamos que en este día nos recibas en tus brazos. Hemos errado, pero no queremos seguir caminando  en nuestra vountad, sino en la tuya. Gracias por Tu grande amor. Amén.