Las despedidas son tristes

21 de agosto de 2016

Hechos 20.7-38

«Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal de que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios» (Hechos 20.24).

El aeropuerto es un lugar de mucha distracción y movimiento.  Es un constante mover de personas.  Cada uno lleva mucho más que una maleta con pertenencias.  Se puede apreciar que en ocasiones la gente se despide en llanto porque la despedida les resulta dolorosa.  ¡Ese sentimiento es propio de las personas con cierto grado de sensibilidad!

Jamás me ha parecido correcto decir: “el que se va no hace falta”.  Toda persona que ha compartido experiencia de vida, aunque no haya sido lo más grato, al partir hace falta.  La gente con quienes nos relacionamos trae consigo una experiencia para compartir.  Cuando nos relacionamos con nuestros semejantes, ellos depositan algo de sí en nosotros y nosotros depositamos algo nuestro en ellos.  Es por eso que en ocasiones alguien que estuvo con usted y luego se marcha, se lleva algo suyo y usted retiene algo de esa persona.

Cuando el Apóstol Pablo se despedía de las personas en la ciudad de Éfeso, recordaba su ministerio entre ellos.  Cubrieron necesidades juntos, fueron todos parte del mover de Dios en ese lugar.  Y aunque él se estaba despidiendo, hablaba de la continuidad de la obra por medio del Espíritu.

Sus fuerzas estaban llegando a su fin, su vitalidad iba decayendo, su carrera estaba por culminar, pero otros vendrían y retomarían el trabajo.  La iglesia no se detendría porque Pablo salía.  Él se despedía con tristeza, pero con satisfacción, recordando los momentos gratos entre los hermanos.

Esa debería ser una buena pauta a seguir: ¡Cuando te despidas de alguien, recuerda siempre los eventos buenos que vivieron juntos!  Así se disipa la pena.

Oración

Dios que conoces las entradas y salidas de tus hijos.  Ayúdanos a manejar las despedidas de forma sana.  Bendice al que se va y aquellos que se quedan, poniendo Tu paz en cada corazón.  En Jesús, Amén.

Autor: Rvda. Patria Rivera