Como ciudadanos del Reino de los cielos

22 de noviembre de 2016

Filipenses 1.27-2:4

Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo.” (Filipenses 1.27a NVI)

 

En la antigüedad, el trabajo de una persona era muy difícilmente concebible aparte de la tribu o cuidad de procedencia.  En ese entonces, había un gran sentido de pertenencia con el lugar de origen, pero también una alta conciencia de lo que era el civismo, el cual se define como: “comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública”.  El civismo tiene que ver con la conducta, los modales, los hábitos que le permiten a la persona poder vivir con otras personas.

Cada cultura o pueblo tiene su propia conceptualización o definición de lo que son estas buenas maneras o buenos hábitos.  Por lo tanto, lo que es aceptable o bien visto en un lugar, puede que no lo sea en el otro.  Y lo que no es aceptable en una cultura, puede ser que lo sea en la otra.  Así mismo éstos, a su vez, pueden sufrir cambios o ajustes al pasar el tiempo o hacerse una realidad los cambios generacionales, que son algo natural.

Pablo parece estar consciente de esto.  Si nos fijamos en la petición que hace a los filipenses, nos damos cuenta de qué es lo que realmente les está pidiendo a estos creyentes.  Y conociendo lo que plantea a este respecto más adelante, nos damos cuenta de que, para él, el creyente tiene una ciudadanía distinta.  El creyente es ciudadano del reino de los cielos, está y vive en este mundo, pero en realidad está aquí prestado.  Así que sus valores, metas, conducta y estilo de vida no están comprometidos con el lugar en donde vive, sino con el lugar al que pertenece.  Por ello, en el pasaje, le pide a los filipenses que se comporten “como es digno del evangelio de Cristo”, pues es ésa su verdadera identidad.

La firmeza, unidad, disposición a padecer por el evangelio de Jesucristo, el amor, la humildad y la estimación del prójimo por encima de uno mismo, son las marcas que identifican al creyente junto con otros valores que ya ha compartido con esta amada iglesia.

Conviene hoy, hacernos la pregunta: Cuando otros ven mi proceder, ¿me identifican con un ciudadano del Reino de los cielos?

 

Oración

Señor, bendigo y alabo Tu Santo Nombre.  Hoy, Te pido que moldees mi vida y que me ayudes a dar testimonio de Tu grandeza por medio de cada proceder.  Que cuando el familiar, el amigo, el vecino y el compañero, me vean Te vean a Ti.  Y mi testimonio siempre sea a la altura de Tu evangelio.  En el nombre de Jesús.  Amén.

Autor: Migdalis Acevedo