¿Abriste tu regalo?

2 de septiembre de 2016

Romanos 1.16-32

 

«Pues el evangelio nos muestra de qué manera Dios nos hace justos: es por fe, de principio a fin.  Así lo dicen las Escrituras: El justo por la fe vivirá» (Romanos 1.17 DHH).

Cuántos de nosotros y nosotras hemos dicho o escuchado frases como “eso no es justo”, “es que la vida es injusta” o “fulano fue muy injusto conmigo”.  La realidad es que nuestra perspectiva de la justicia está condicionada por nuestros sentimientos, prejuicios y creencias.  En contraposición al sentido de lo que es justicia para el ser humano, está la justicia de Dios que es perfecta.  Su justicia es revelada en el evangelio.  Solo Dios, a través de Su justicia, puede salvar a los que en Él creen, aun siendo pecadores.  Dios hace lo que es recto, neutral y apropiado.  Cuando decimos que Dios es justo, estamos afirmando que en Él no hay parcialidad, sino que ante Su presencia todos y todas somos iguales y tenemos oportunidad para la justificación.  Es decir, en Dios no hay diferencias ni discrimen.  Es a través de esa justificación, impartida por Cristo, que nuestra vida es transformada y podemos parecernos a Él.  Es en este proceso que nuestro sentido de justicia se calibra a través del Espíritu Santo.

 

¿Cómo Dios nos justifica?  Veámoslo a través del siguiente ejemplo.  ¿Cuántos de nosotros hemos hecho un regalo o hemos recibido un regalo?  Un regalo es un acto voluntario que se hace sin esperar recompensa alguna o cosa a cambio.  La justificación, a diferencia de otros regalos, no se consigue en ningún centro comercial.  Esta fue comprada a precio de sangre en la cruz del calvario por Jesucristo.  No la ganamos, ni tampoco la merecemos, somos justificados por amor y la recibimos por fe.  El acto de la justificación es hermoso, ya que Dios por gracia, no por méritos ni obras humanas, nos declara aceptos ante Él a quienes creemos en Su Hijo.  Usted y yo no podemos añadir a la salvación.  Si tratamos de ganarla por esfuerzos humanos, le restamos mérito al autor y consumador de la misma.  Dios es la fuente de la justificación.  Nos otorgó el regalo más valioso que podamos recibir.  Entonces, ¿Ya abriste tu regalo?  ¿Cuánto aprecias el regalo de la salvación?

 

La justificación es un regalo de vida.  Pablo señaló que el justo por la fe vivirá.  El evangelio muestra cómo Dios es justo en Su plan para salvarnos y cómo puede hacernos aptos para la vida eterna.  Debemos confiar en Cristo, unirnos a Él y entrar en una relación íntima con Él.  La expresión vivirá, utilizada por Pablo en el texto, trasciende el presente.  Por lo que, podemos establecer que a través de la justificación de Cristo hallamos vida ahora y siempre.  Justificados por la gracia abrigamos la esperanza de la vida eterna.

 

Oración: Dios justo, reconocemos Tu bondad.  Gracias por el regalo de la salvación.  Ayúdanos a permanecer fieles abrazados a Ti.  Que Tu gracia y Tu misericordia nos acompañen siempre.  Por Cristo, Amen.

 

Autor: Gina Marrero